Los disturbios y protestas en Francia se intensificaron tras la muerte de un joven de 17 años baleado por un agente de tránsito, desencadenando una noche de violencia que dejó un saldo de 180 detenidos.
Manifestantes enojados por el trágico incidente prendieron fuego a autos, edificios públicos y violentaron una comisaría, escuelas y ayuntamientos en los suburbios de París.
El presidente Emmanuel Macron condenó enérgicamente los actos de violencia, clasificándolos de “injustificables”. Convocó a una reunión urgente con su gabinete para examinar los acontecimientos y abordar la situación.
A pesar del despliegue de 2.000 policías para mantener el orden, los disturbios continuaron durante la noche y se prolongaron hasta la madrugada de este jueves.
La muerte del joven Nahel ha desencadenado una ola de indignación en Francia, generando un fuerte debate sobre el uso de la fuerza policial y el trato hacia los ciudadanos.
Las autoridades enfrentan el desafío de contener la violencia y restaurar la calma en los suburbios afectados por las protestas. Se espera que se realicen investigaciones exhaustivas para esclarecer los hechos y se tomen medidas para prevenir futuros incidentes.